الأربعاء، 12 نوفمبر 2014

Cuál es el origen de Santa Claus?


La figura de Santa Claus, al igual que el árbol de Navidad, resultó de la combinación de varias leyendas y tradiciones muy antiguas.

Sin duda alguna existe cierta relación entre el Viejo Noel actual y los Jule-nissen de Dinámica y Noruega y los Tomte de Suecia, duendecillos vestidos de rojo con gorros puntiagudos y luengas barbas blancas que reparten regalos montados en Jule-buken, chivos adornados con moños y campanillas.

El Papá Noel, viejo de barba larga gris, representó en una época a Odín o Votán, el dios nórdico que durante el invierno cabalgaba en su mágico caballo de ocho patas llamado Sleipnir, dispensando premios y castigos. Para algunos, hay una relación en la tradición del Viejo Noel y la diosa noruega del hogar, Hertha o Percht, la cual, como Santa Claus entraba y salía por las chimeneas. Durante el solsticio de invierno (21 de diciembre en el hemisferio norte) las casas se adornaban con pinos y siemprevivas para darle a Hertha la bienvenida. A la hora de la cena se erigía un gran altar con piedras chatas y se hacía una fogata con ramas de abeto. Hertha descendía por entre el humo.

Con el tiempo todas estas figuras se fundieron con San Nicolás, Obispo de Mira, región al suroeste de Asia, en el siglo III. Sus restos fueron trasladados a la ciudad de Bari en Italia en 1087. Muchas leyendas recuerdan a esta gran Obispo que se caracterizó por su especial amor por los niños y los necesitados. Se dice de él que solía recorrer por las noches las comarcas llevando regalos a los vecinos y dando buenos consejos, a la vez que inculcaba en las casas alegría y optimismo. Una anécdota narra que un humilde labriego mientras junto a la chimenea en una noche de invierno meditaba con gran tristeza sobre su falta de dinero para dar la dote de sus tres hijas casaderas, sintió un tintineo en el piso y, con gran asombro encontró a sus pies una bolsa con monedas de oro. La noche siguiente ocurrió lo mismo. La tercera espió para ver qué ocurría y vio que se trataba del obispo Nicolás quien, desde afuera, le había echado por una ventana una tercera bolsa para que el buen hombre pudiera casar a las tres hijas.

Después de su muerte fue elevado a los altares en poco tiempo, y su fiesta se celebraba el 6 de diciembre. En ese día, era costumbre visitar los hospitales y orfanatos de niños para llevar regalos como lo hacía en vida San Nicolás. Poco a poco la fiesta se unió con la celebración de la Navidad.

Su renombre se había extendido hasta entre los lapones y samoyedos que habitaban en la región de los renos, y fue convertido en patrono de muchas ciudades europeas. Alemania y Holanda fueron los países donde más pronto se estableció la celebración de San Nicolás. Los holandeses lo introdujeron en los Estados Unidos en su primer barco, en forma de mascarón de proa y lo hicieron patrono de la isla de Manhattan, en Nueva Amsterdam, como llamaron los holandeses a Nueva York cuando la fundaron en el siglo XVIII. La figura del regordete y jovial mascarón, con mejillas sonrosadas cautivó a los norteamericanos y pronto se metamorfoseó su mitra episcopal en el simpático gorro, conservando el color rojo de las vestiduras episcopales; se le adicionó la bolsa de juguetes, y su viejo potro gris se transformó en un trineo tirado por ocho renos. La visita a los hogares con regalos se postergó hasta la víspera de Navida
d.

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